La jornada comienza con el recojo en tu hotel y una visita al complejo arqueológico de Pikillacta, legado de la cultura Wari, donde las estructuras preincaicas revelan una cosmovisión milenaria. Este primer contacto con la historia ancestral marca el tono espiritual del trek. Luego, el trayecto en vehículo atraviesa pueblos andinos como Ocongate y Tinki, donde la vida rural se manifiesta en mercados, tejidos y arquitectura tradicional. En Tinki, tras una breve exploración de los alrededores, iniciamos la caminata hacia Upis, rodeados de paisajes altoandinos, pastizales y las primeras apariciones del Apu Ausangate, que se alza como guardián silencioso.

El campamento se instala cerca de los baños termales naturales, donde el viajero puede sumergirse en aguas curativas mientras contempla el horizonte nevado. Es el cierre perfecto para un día que combina arqueología, cultura viva y naturaleza sagrada, preparando cuerpo y espíritu para lo que viene.

La jornada comienza con el ascenso al Abra Arapa (4,850 m.s.n.m.), el primer gran desafío del trek. A medida que ganamos altura, el paisaje se transforma: pastizales dan paso a formaciones rocosas, glaciares y cumbres nevadas que anuncian la presencia del Apu Ausangate, guardián espiritual de la cordillera Vilcanota. El esfuerzo se recompensa con vistas panorámicas que cortan el aliento y una atmósfera de silencio absoluto.

Tras el almuerzo en plena montaña, iniciamos el descenso hacia la laguna Pucacocha, un espejo turquesa alimentado por las aguas que brotan directamente del nevado. En el trayecto, se aprecian cascadas cristalinas, formaciones geológicas únicas y una energía que invita a la contemplación. El campamento se instala a orillas del lago, rodeado de picos nevados y reflejos sagrados.

Este segundo día marca el ingreso profundo al corazón de Vilcanota, donde la naturaleza se manifiesta en su estado más puro y el viajero comienza a sentir la transformación interior que solo los Andes pueden provocar.

La caminata continúa entre lagos turquesa de altura, espejos sagrados que reflejan la inmensidad del Ausangate. El paisaje se vuelve más agreste y espiritual, mientras el sendero serpentea entre glaciares, formaciones rocosas y caídas de agua que brotan directamente del hielo. Cada paso revela un nuevo rincón de la cordillera Vilcanota, donde el silencio y la pureza del entorno invitan a la introspección.

El ascenso culmina en el Paso Palomani (4,800 m.s.n.m.), uno de los puntos más altos y desafiantes del trek. Desde allí, se obtiene una vista privilegiada del contorno completo del Ausangate, así como de los picos nevados Mariposa y Caracol, que se alzan como guardianes del horizonte. La energía en este punto es intensa, casi ceremonial.

Tras un breve descanso, iniciamos el descenso hacia el poblado de Chilca Phinaya, un asentamiento rural rodeado de pastizales y silencio andino. El campamento se instala en este entorno remoto, donde la noche se vive bajo un cielo estrellado y la presencia del Apu se siente más cercana que nunca.

La jornada comienza en el Valle de Jampa, donde el paisaje se suaviza y la cultura viva se manifiesta en cada encuentro. A lo largo del camino, observamos a los pobladores en sus faenas de pastoreo de llamas y alpacas, guardianes silenciosos de esta tierra sagrada. Es posible adquirir tejidos tradicionales, elaborados con técnicas ancestrales que reflejan la cosmovisión andina.

La ruta se vuelve circular al bordear el lago Ticllacocha, un espejo de altura que acompaña la caminata con sus reflejos turquesa y su atmósfera de contemplación. Luego iniciamos el ascenso al último gran desafío del trek: el Abra Jampa (4,650 m.s.n.m.), rodeado de cumbres nevadas y valles glaciares. La energía en este punto es serena, casi meditativa.

A una hora indicada, descendemos hacia el campamento en Pachaspata, un entorno silencioso y abierto, ideal para descansar y procesar la experiencia vivida. Este día representa el tránsito entre esfuerzo físico, contacto humano y conexión espiritual con la cordillera Vilcanota.

La última jornada comienza con el descenso desde Pachaspata, atravesando paisajes abiertos, pastizales de altura y silencios que invitan a la reflexión. A medida que nos acercamos al poblado de Pacchanta, el Ausangate se despide lentamente, dejando su huella en cada mirada y cada paso.

En Pacchanta, el viajero disfruta de un merecido descanso en los baños termales naturales, rodeado de montañas y tradiciones vivas. Es también una oportunidad para compartir momentos con los pobladores locales, conocer sus historias, adquirir tejidos tradicionales y cerrar el trek con una conexión humana auténtica.

A la hora indicada por nuestro guía, abordamos el vehículo turístico que nos llevará de regreso a Cusco, con llegada aproximada a las 18:00 horas. El cuerpo regresa cansado, pero el espíritu vuelve renovado, cargado de memorias, aprendizajes y una energía que solo la cordillera Vilcanota puede entregar.

Este día no marca el fin del viaje, sino el inicio de una transformación interior que acompaña al viajero mucho después de haber dejado la montaña.